Capítulo 12
Hazlo tú misma
¡AH!- En la tranquilidad del
camino, un grito se escucha.
-¡Marc!- Y después de un momento
de silencio, una estruendosa risa.
-Marc, joder, ¡mira donde pisas!-
Y yo seguí riéndome enérgicamente.
-¿¡Podrías dejar de reírte de mí y
ayudarme!?- Me grita un furioso Marc lleno de barro y metido en un hoyo.
-Culpa tuya por no mirar donde
pisas- Digo agarrándome el estómago y riéndome tan fuerte, que pareciera que en
cualquier momento me desmayaría. Marc solo se limita a mirarme enfurruñado.
Momentos después, logro calmarme.
-Tienes que verte- Digo, secándome
un par de lagrimas que he soltado a causa de la risa- Y, si no te quitas esa
flor de la cabeza, ten por seguro que voy a seguir así por mucho rato- Nada más
decir eso, Marc se sacude la cabeza, sacándose así de encima de la cabeza una
flor que le quedaba muy cómica.
-No tiene gracia, ¿sabes?
-Si, si la tiene, y mucha- digo,
aún soltando pequeñas risitas. Su cara pronto deja esa mueca gruñona y empieza
a reír conmigo. Cuando nos tranquilizamos, le pregunto- ¿Estás bien? ¿Te has
hecho daño?
-Si, no es nada, solo un golpe
tonto- Me dice levantándose y sacudiéndose la ropa- Pero ahora, ¿cómo salgo de
este agujero?- Yo suspiro.
-Anda, dame la mano- Le digo,
tendiéndosela. El me mira incrédulo
-No vas a poder conmigo- Dice,
aunque siempre manteniendo ese toque cómico
-Oh, ¿por qué no te callas y me
das la mano de una vez?- En mi cara mantengo una arrogante sonrisa.
-Bueno, pero como te caigas aquí
será culpa tuya.- Exclama, aún algo desconfiado.
Me toma la mano, y aunque al
principio parece que los dos nos vamos a caer al fondo, con un impulso lo saco
a fuera. Pero aplico demasiada fuerza y él se queda encima de mí en una pose
algo comprometedora. Nada más darme cuenta, me sonrojo.
Nos quedamos mirándonos fijamente
a los ojos, solamente observándonos. Entonces, él comienza a acercar su rostro
al mío...
Cuando me doy cuenta de lo que
quiere hacer, no dudo un momento y, con un sonrojo más extremo, lo aparto de mí
de un golpe y me levanto del suelo demasiado rápido. Me sacudo la ropa
y miro a
mí alrededor. Marc no está.
-¿Marc?- Digo, aún algo mareada.
-¡Aquí!- Oigo una voz proveniente
del hoyo de antes.- ¡Sara, maldita sea!- Vaya, parece que lo he
vuelto a tirar
al agujero- Ayúdame a salir-
-¡Arréglatelas sólo!- Digo, roja,
y comienzo a caminar mientras oigo los
gritos de Marc de fondo.
-¡Sara! ¡Joder, Sara! ¡No me dejes
aquí! ¡Ven, maldita sea!- Yo, lo ignoro olímpicamente y sigo mi camino.
¿Se puede saber en qué estaba
pensando? ¡Casi...! O dios, no. No, no, no, no, no.
No.
No quiero pensar en eso. No. Voy a
llegar al área X y punto. No siento nada por Marc. Puede que una buena amistad,
pero nada más.
¿Estás segura? Me dice una
vocecilla desde el fondo de mi mente. Cállate.
Le respondo.
Tengo que aclarar todo. Tengo
que...
-Oye- Noto una mano en mi hombro,
una mano sucia y áspera. Automáticamente y sin pensarlo,
me doy la vuelta y en
el proceso, clavo mi codo en la cara de mi oponente. -¡JODER!- Vaya.
-¡Marc! ¿Eres idiota? Qué susto me
has dado. – Está lleno de barro.
-¿Se puede saber qué te
pasa?- Dice, frotándose la nariz y
escurriéndose un par de gotas de sangre que salen de ella.
-Vaya... ¿Te he hecho daño?-
Pregunto. Y él me dedica una mirada asesina. –Bueno, bueno, lo siento- Digo,
aunque no sueno muy convincente. Nos quedamos mirando, y durante un instante
temo que mencione lo que ha pasado hace unos minutos, pero afortunadamente,
solamente suspira y, levantando los brazos y poniéndolos detrás de su cabeza,
continúa por el camino.
-Estás muy rara. Sera mejor que
nos pongamos en marcha o no llegaremos nunca.- Yo opto por un simple ‘’bien’’ y
comenzamos a andar.
No quiere hablar del tema. Bien,
porque yo tampoco.
Cuanto menos piense en eso, será
mejor. No tengo tiempo para meter sentimientos innecesarios de por medio.
=/=/=/=/=/=/=/=/=/
Acabamos de llegar a un poblado, y
ahora mismo estamos comprando un poco de comida. Y algo de provisiones. La verdad, para ser un
pueblo no muy grande, hay bastante gente. Tanta, que hay veces que tengo que
encogerme en mi sitio.
Estamos en un puesto de pescado, y
hay peces enormes. Y aunque se ven apetitosos, no tengo lugar para llevarlos.
Marc me mira y sin necesidad de palabras, comprendemos que es un lujo que no
nos podemos permitir. Así que, continuamos mirando puestos. Tendremos que
conformarnos con lo que pescamos.
Los únicos puestos que considero
útiles son los de comida o armas. Antes Marc y yo nos hemos topado con uno
bueno, y he comprado un puñal que creo podrá serme útil en algún apuro.
El siguiente puesto es de joyería.
Hay varias pulseras, collares, pendientes... Parecen de buena calidad. Es más,
diría que los materiales son valiosos.
-Qué, ¿te gustan? No pensé que
esas cosas te interesaran- Dice Marc de forma divertida.
-Y no me interesan- Digo
simplemente. -Al menos, no del modo en el que piensas- La verdad, creo que me
darían un buen precio si vendiera algunas...
Marc se pone a hablar con un señor que le
pregunta cómo llegar a no sé qué lugar, la dependienta está atendiendo todos
los pedidos posibles, y la gente está demasiado ocupada en sus asuntos.
Es una buena oportunidad.
Así que, alargando la mano, me
dispongo a tomar una pulsera brillante de plata.
-¡CUIDADO EL LADRÓN!- Grita
alguien en la muchedumbre.
¡Mierda!
¡ZAS! Alguien me empuja
¿Pero qué...?
Miro atrás y veo a un hombre con
sudadera corriendo con algo en las manos
¡Doble mierda!
Llevo las manos a mi cintura y, es
como pensé.
¡Ha robado mi bolsa!
Así que, sin pensarlo un segundo,
comienzo a correr detrás de él empujado a cualquiera que se ponga en mi camino.
No te escaparás
¿Cómo he podido ser tan
descuidada? Intento no perderlo de vista, y aunque no está demasiado lejos,
toda la gente que hay entorpece el camino. Al parecer, no se dan cuenta de que
el ladrón está escapando.
-¡Detenedlo!- Grito, pero con todo
el jaleo apenas se me oye.
Choco con un hombre grande, y
pierdo el rastro del encapuchado.
-¡¿Eres idiota, niña?!- Me grita.
Yo paso de él y me escabullo por el gentío.
No puedo perderlo. ¿Donde mierda
está? Entonces veo un puesto de madera, y como no tengo un
mejor plan, corro y
me subo a este, ignorando al vendedor que grita histérico.
He tomado altura y veo mejor el
escenario. Busco con la vista, de un lado al otro...
¡Ahí!
El encapuchado acaba de tirarle un
par de sandías a una mujer y escapa corriendo hacia un callejón. Yo salto del
puesto y sigo corriendo.
Cuando llego al callejón, veo que
no hay salida. ¿Dónde diablos está? Miro
arriba, y lo veo subiendo por la pared de la casa, aprovechando los huecos que
hay en la piedra rocosa. No escaparás.
Y pensando eso, saco el puñal que he comprado antes y, utilizándolo a modo de piolet; lo clavo en la pared, me impulso
y lo vuelvo a clavar en un punto más alto, logrando así escalar con ayuda de
manos y pies.
El encapuchado logra subir al
tejado, y segundos después voy yo.
Comenzamos a correr por el tejado,
y estoy a punto de alcanzarlo... Pero él me tira la sudadera a la cara. Y
aunque no me ha hecho nada, logra darle un par de segundos de ventaja.
Al principio le quito importancia,
ya que aunque estoy cansada, no estoy dispuesta a rendirme y sé que lograré alcanzarlo.
Pero cambio de opinión cuando el comienza a pasar al siguiente tejado
utilizando una tabla de madera que estaba a modo de puente, y nada más pasar,
la tira.
Ahora yo me encuentro corriendo
hacia el fin de este tejado, y él se arrodilla a recuperar el aliento.
¿Piensas que pararé? Le digo
mentalmente.
En cuanto llego
al límite, doy un salto digno de un acróbata.
Estoy cayendo,
y a pesar de mis ánimos iniciales, veo que no voy a caer en el tejado. El
ladrón me mira asombrado, pero él también se ha dado cuenta de que estoy a
punto de caer.
Jodida mierda
Justo en ese
lapso de segundo, ese milésimo momento cuando estás a punto de ver toda tu vida
pasar ante tus ojos, me acuerdo de que tengo el puñal en la mano y, en cuanto
estoy a punto de estamparme contra la pared, lo clavo y me sostengo de la misma
forma que cuando estaba subiendo al tejado.
El impacto es
grande, es más, me he rasgado los pantalones y la blusa, y las manos me
sangran, pero ya sea por la adrenalina, por mi amor hacia mi bolsa, por el
miedo de morir o las ganas de vengarme, consigo escalar ignorando el dolor y
llego al tejado.
Jodida suerte la mía
Estoy molida y
algo herida, pero con ansias asesinas. Y el ladrón ante mí me mira asustado.
O mejor dicho,
aterrado.
Sin perder
tiempo, me levanto y antes de que salga del shock, le propino un puñetazo en la
cara y cuatro patadas bien dadas.
Después lo tomo bruscamente por su camisa y lo miro amenazante a la cara.
-Dame. Mi
Bolsa- Digo en voz baja por falta de aliento, pero no por eso sueno menos
amenazante.
Él, blanco como
el papel y con un hilo de sangre saliéndosele por la nariz, me entrega con
manos temblorosas mi bolsa, la cual le arrebato de las manos.
-La próxima
vez, asegúrate de saber a quién le robas, o ten por seguro que te quedas sin
dedos.- Diciendo esto, lo tiro al suelo. Mejor dicho, al tejado.
Devuelvo la
bolsa a su sitio y me alejo sosteniéndome el estómago con una mano y con
cuidado de no caerme. Consigo bajar con unas escaleras que había al otro lado.
Nada más bajar,
unos policías me preguntan por el ladrón, y yo les indico que está en el
tejado, por supuesto, cuidando de que no vean mi rostro escondiéndolo debajo de
la capa.
A buenas horas- pienso. –Si quieres algo bien hecho, hazlo tu
misma.-
Decido sentarme en el suelo para recuperar el aliento y de
paso, revisar si tengo todo en la bolsa.
Peine, estuche, bloc de dibujo, pluma de Ane, el mini
botiquín, dinero, compresas,pañuelos, pañuelos, etc, etc. Está todo.
Ahora que lo pienso... El ladrón vestía una sudadera, lo que
quiere decir que venía de un Área superior a esta.
No es que no haya visto nunca a
alguien de un área superior, pero es poco habitual. Normalmente la calidad de
vida es mucho mejor en áreas superiores a estas, por eso la gente suele ir a
esas áreas.
Aunque también hay turistas que visitan
las áreas inferiores por medio de tele transporte, tengo entendido. Pero hay
que tener un carnet especial o algo para utilizarlo.
Sin carnet, no te tele transportas.
Hay que llegar a pie y luego hacerte el carnet.
Ya no me siento tan cansada, y mi respiración
se ha normalizado. Me miro las manos y me doy cuenta de que las tengo hechas un
desastre. Aunque duele menos de lo que aparenta.
Están todas raspadas, y pringadas
de algo de sangre. Los brazos de mi blusa también están raspados, y mis
pantalones mucho más; sobre todo las rodillas.
Suspiro.
Tendré que coser algunos parches o
algo. Por ahora iré a lavarme a la fuente. No quiero que las heridas se me
infecten.
Busco entre la gente, y
rápidamente encuentro una fuente grande. Me acerco y me mojo las manos. Está
fría, y aunque duele un poco, sienta de maravilla. Después me limpio bien la
cara. Las rodillas las dejo como están, no creo que en esta época estuviera
bien visto que una mujer enseñara las piernas.
Me duele, pero se puede soportar.
-¡Sara!- Oigo que me llaman
Me doy la vuelta y ahí está Marc.
Nada más verme pone una cara de asombro y luego una preocupada.
-Pero ¿qué te ha pasado?- Me
pregunta.
-Nada especial, un estúpido me ha
robado la bolsa y yo lo he cazado.
-¿Pero cómo has acabado así?-
-Bueno... Puede decirse que esto
me ha salvado la vida- Enseño el puñal que me había vuelto a guardar, aunque
ahora parece que cinco elefantes han pasado por encima. Él se queda callado, y
en un movimiento que no me esperaba, me abraza.
Yo me tenso. En parte porque me
sorprende y en parte porque me duele. Él se da cuenta y se separa.
-¡Perdón! No sabía...-
-No es nada- Respondo y sonrío-
Creo que es hora de ponernos en marcha.
-¿por qué tanta prisa?-
-No creo que pase mucho hasta que
este estúpido diga que soy la ‘’rata escurridiza’’- Y aunque él
me mira con
mala cara por usar ese nombre, asiente y comenzamos a ir hacia la salida.
Antes de salir, en un puesto de
ropa, compro una nueva blusa idéntica a la mía por un par de monedas de bronce.
Y de nuevo nos ponemos en marcha
hacia la capital.
=/=/=/=/=/=/=/
Marc eructa. Yo le miro con mala
cara.
-Mejor fuera que dentro- me
responde a la defensiva y, como no, divertido.Yo solo niego con la cabeza, aunque no puedo ocultar
una sonrisa que pelea por salir.
-Estúpido- digo con humor mientras
abanico el aire con la mano, intentando que el olor no llegue a mi nariz. Marc
se queda mirando mi mano. –Está bien- digo, ya algo cansada de repetirlo.
-¿seguro?
-Qué si, pesado- digo poniendo los
ojos en blanco
-Aún no puedo creer que saltaras
un tejado, incluso arriesgaras tu vida por esa bolsa- Dice mirándola- ¿Se puede
saber que guardas ahí? ¿Tu pintalabios favorito?- Dice intentando aligerar la
atmosfera entre nosotros; en cambio, solo logra que me tense.
Desvío la mirada.
¿Debería decirle? Es verdad que
hemos tomado mucha confianza en estos días, pero...
-Oye, si no quieres decirlo me
callo- Dice, ahora serio. Yo lo miro.
Estúpido Marc, estúpida confianza,
estúpidos sentimientos.
Estúpidos todos.
-No es eso...-Bien, estoy a punto
de, prácticamente, desnudarme (metafóricamente hablando) hacia Marc.
¿Estoy dispuesta a mostrarme
débil?
Odio la respuesta
-En esta bolsa, yo... bueno,
prácticamente tengo mi vida metida. Es algo personal y... –suspiro.-
Como se te
ocurra reírte te arranco las pelo
-Bale, que no me río- Dice él,
entre divertido y asustado.
Tomo la bolsa en mis manos y... la
abro.
Saco el bloc, el estuche y la
pluma. Me quedo mirándole. Tiene una cara confusa.
-¿un bloc de dibujo?- asiento,
mirándolo fijamente y esperando su reacción. Él lo toma y le echa un vistazo.
Abre los ojos al ver los dibujos –Vaya, no tenía ni idea de que... bueno. Son
muy chulos-
Y en contra de mi voluntad, me sonrojo. Y él sonríe.
Después dirige su mirada a la
pluma, y la toma. La examina cuidadosamente- Vaya, no tengo idea de qué es,
pero parece valioso.
-Es una pluma- digo- Vale tanto
para escribir como para dibujar-
-¿De dónde la sacaste?- Dice,
aunque veo que luego se arrepiente de haber preguntado.
Seguramente pensará que
la mangué de algún lugar
-Bueno...- trago- me la dio una niña...- Él abre los ojos.
Desde luego no se esperaba esa respuesta- Se llamaba Ane, y vivía en Ainhoa.
-¿Ane? ¿La niña de la posada?-Dice
aún más perplejo- Pero si no hablaba con
nadie, y trabaja en la posada porque es huérfana. ¿Cómo es que tenía esto?
-Era lo único que le quedaba de
sus padres, y puesto que no sabía ni escribir ni dibujar decidió regalármelo.
-¿Vio tus dibujos?- yo asiento
como respuesta- Vaya, está llena de misterios señorita Sara a secas- dice,
ahora divertido- y dime ¿cómo vio tus dibujos si eres tan reacia a mostrar tu
bolsa?
-Bueno, se los enseñé cuando vino
a traerme la cena a la habitación
-¿Cuanto pagaste pues, para que el
gruñón de la posada te llevara la cena a la habitación? Ese no se molesta apenas
por nada a menos que haya dinero de por medio-
-Bueno, pagué con un Bow de
bronce- Digo, evitando su mirada y rascándome la cabeza-
-¡¿un Bow?!- Grita asombrado, para
luego comenzar a reír- ¿Pero cuánto dinero llevas en esa bolsa?- Dice
continuando con esa molesta risa
-Bueno, ese día andaba cabreada
porque tuve que tirarme a un río, ¿Vale? Quería pasar una noche agradable y pagué tanto para que no se andaran con tonterías. - Digo, molesta. -¿Por qué tiene tanta
gracia de todas formas?- Medio grito.
-Tiene gracia porque me habría
gustado ver al gordo de la posada lamiéndote los pies por esa bola de bronce- Y
sigue riendo.
La verdad, recuerdo que me
trataban mejor a comparación de otros establecimientos en los que he estado, donde siempre pagaba menos.
-Aun y eso, ¿Puedes dejar de
reírte como idiota? Digo molesta, aunque algo divertida.
El me
ignora y sigue riendo, y se deja caer contra el árbol detrás de sí. Pero lo
golpea tan fuerte que una manzana cae y le da justo en la cabeza, tirándolo al
suelo.
Ahora comienzo a reírme yo como
idiota.
Y él ríe conmigo.
Esa noche soñé con risas.
=/=/=/=/=/=/=/
Antes que nada...
¡No me matéis! Ni yo me lo creo,¡casi 20 días sin actualizar! ¡Es imperdonable, lo sé! Y creedme si lo intenté, intenté con todas mis fuerzas subir capítulo ¡pero no había cobertura!
Así que, temiendo por mi vida, os he dejado un capítulo ¡doble! Tiene más o menos la longitud de 2 capítulos, así que espero que no me matéis ;-;
Así que, una vez aclarado, pues... no tengo mucho que decir. Ah, y marc conoce a Ane pues porque era del mismo pueblo y bueno, ya se habrían encontrado antes.
Ah, y otro regalito ha sido el del principio. ¡Tonteo, tonteo! Casi... ehem ehem... xD bueno, no digo nada, sin spoilers.
Y... bueno, ya estoy en casita, así que tendré que resolver todos los asuntos pendientes... ¡Y también tengo que responder comentarios! Así que... ¡A ponerse las pilas! XD
Tambien tengo que decir que probablemente me haya perdido muchas cosas de diferentes blogs, así que... Si ha pasado algo importante, por favor, avisarme por un comentario.
Ah, y el dibujo de Marc... Bueno, está en proceso xD Así que... ¡Pronto lo subiré! Aunque he de admitir que no sé si estará muy bien... Es decir, espero que no me salga muy gay o algo por el estilo xD
Gracias a los que leeis, comentais, os hacéis seguidores y compartís. Que aún perdida en el culo del mundo me acordaba de vosotros. Oh, sí, cuando conseguía una rallita de cobertura y conseguía conectarme al blog ¡Qué tiempos!
Y aunque quizá haya engordado con tanta comida y tanta fiesta, no me importaría si me empachara con vuestro chocolate. Ese que tan rico sabe. Si, sabéis de lo que hablo xD
Bsos & Salu2